Casi un mes después de regresar de España, Emilio Lozoya habló y pasó de acusado a acusador. De manera inédita, el ex director de Petróleos Mexicanos detonó una de las más grandes investigaciones por corrupción que se hayan visto en el país, en la que se involucra a una decena de políticos del PRI y PAN activos a lo largo de dos sexenios, incluidos el ex presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda Luis Videgaray.
Las acusaciones de Lozoya, que ya forman parte de una carpeta de investigación de la Fiscalía General de la República y aún deben ser probadas, contemplan una gama de actos ilegales como transferencias de capital a la campaña presidencial de Peña Nieto, sobornos a legisladores para la aprobación de reformas estructurales y la firma de contratos dañinos para Pemex en favor de Odebrecht. Se trata de aristas que tocan de una u otra forma a personajes como Felipe Calderón, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Luis Vega, José Murat y cinco ex senadores del PAN, algunos de ellos gobernadores en la actualidad.
Las indagatorias federales, anunciadas ayer por el fiscal Alejandro Gertz Manero, toman como base la denuncia de hechos que presentó el ex director de Petróleos Mexicanos, en la que señaló a Peña Nieto y a Videgaray, de haberle ordenado repartir más de 100 millones de pesos de sobornos de Odebrecht a la campaña presidencial de 2012 y de comprar con 404 millones de pesos votos en el Congreso de la Unión para aprobar las reformas estructurales de 2013 y 2014.