Caminan por las calles de Tapachula, es difícil decir que se mezclan entre los habitantes locales, su presencia es notoria pues el numero de ellos se ha incrementado en los últimos días en la llamada “tercera oleada de migrantes haitianos” a la frontera sur de Chiapas, México.
La situación para ellos es difícil a diferencia de los cubanos, quienes traen dólares para sostenerse mientras llega el permiso legal de estancia pues es más fácil que un cubano reciba de parte de familiares o amigos dinero desde Estados Unidos para mantenerse en Tapachula.
Para los haitianos es complicado, por ello recurren a buscar en las colonias alejadas de la zona urbana, en colonias pobres, cuartos en renta con apenas servicios básicos. Para dividir los gastos, en esos pequeños espacios, a veces de una sola habitación, conviven dos familias, amigos o conocidos de viaje.
La comida es colectiva y se van turnando para cooperar y hacerla entre todos, una difícil situación de hacinamiento, muy similar a la que vivían en Haití, pero la diferencia dicen, “que aquí tenemos el sueño de tener libertad y progresar, no hay violencia y estamos pobres pero tranquilos para salir adelante”, comenta Jean Passé, migrante oriundo de Puerto Príncipe, la capital Haitiana.