Fue a principios de los años 80’s cuando el dueño de la maderería y ferretería La Especial ubicada en el bulevar Insurgentes, decidió colocar una enorme escultura de un hombre vestido de camisa roja y mezclilla en la fallada de su local.
La estatua por su peculiar tamaño, rápido se hizo popular entre la población y los turistas, siendo esta una referencia para los viajeros de esa época para decir que habían llegado a tierras tijuanenses.
Teresa de Anda, hija del propietario de la ferretería, menciona que su padre consiguió esta figura debido a que trabajaba en Estados Unidos remoliendo materiales, y en una ocasión le toco trabajar en un sitio donde se encontraba esta escultura.
El principal propósito de esta obra era darle visibilidad al negocio familiar, pero terminó siendo una figura icónica de la ciudad.
La escultura sigue vigente en la memoria de la comunidad tijuanense, pues Teresa comenta que mucha gente aún visita la ferretería solo para conocer la figura, así como otros para recordar que en algún momento estuvieron en Tijuana.
José Vargas / Border Zoom