Valentina Ramírez Avitia, la “leona de Norotal” fue una valiente mujer que luchó en la Revolución mexicana junto a las tropas maderistas, vestida de hombre cuando tan solo contaba con 17 años. En el campo de batalla se hacía llamar Juan Ramírez, le bastó menos de un año para alcanzar el grado de teniente.
Valentina Ramírez Avitia nació un 14 de febrero de 1893 en El Norotal, Durango, sus padres fueron Norberto Ramírez y Micaela Avitia, tenía 4 hermanos mayores y una menor. Su padre era labrador y arriero, y procuraba mantenerse informado acerca de la situación política del país, incluso, llegado el momento de que la guerra de revolución estallara, Norberto comentó a su familia sus deseos por participar en el movimiento al lado de un grupo de amigos, su hija Valentina sintió un ímpetu de acompañarle y luchar por los ideales que ella misma compartía, lamentablemente su padre murió antes de poder cumplir con su objetivo, sin embargo, Valentina, haciendo honor a su nombre, decidió enlistarse con el nombre de Juan Ramírez. Así lo contó personalmente a Leopoldo Avilés Meza en una entrevista el 22 de febrero de 1969.
Valentina logró esconder muy bien su secreto, además de que su fuerte personalidad causaba temor entre sus colegas y enemigos. A Juan Ramírez se le veía portando una carabina 30-30, cartucheras cruzadas en el pecho y un gran sombrero de palma con el que ocultaba sus largas trenzas. Gracias al triunfo del combate del puente Pumarejo en Culiacán, en el cual pudieron derrocar y desterrar al Gobernador Diego Redo, Harold Ramírez le otorgó el grado de teniente. Sin embargo, por un descuido fue descubierta por un compañero que accidentalmente vio sus trenzas mientras ella le daba agua a su caballo. Primero se sospechó que era un espía del enemigo, después se le felicitó por su osadía, pero se ordenó su inmediata expulsión, ya que no se admitían mujeres en las filas.